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Tarot, almuerzos y una canción.

   Mi abuela era una mujer adelantada a su tiempo, tremendamente curiosa, super hiperactiva y apasionada por todo lo que sea nuevo para ella o para el mundo, con que algo sea novedoso alcanzaba para dedicarle minimamente unas horas a la cosa o actividad en cuestión. Creo que soy un acelerado inquieto por su influencia. En fin, cuando mi viejo falleció en un accidente aéreo allá por el 2013 mis lecturas andaban pululando entre Jodorowsky, Jung, Ouspensky, Gurdjieff y toda la tropa mística de esa escuela, la cosa es que estando bastante en pelotas respecto de que hacer ante la tragedia que acechaba a mi familia me siento con un mazo de cartas de tarot a darle vueltas a la cosa como quien se pregunta ¿Y ahora? ¿Que puedo hacer para ayudar? ¿En que puedo ser útil en medio de este caos? Al final, entre carta y carta deduzco/interpreto que tenía que estar cerca de mi abuela, que entre los dos podíamos hacernos un bien y con eso contagiar un poco a los demás. La lectura me ponía un poco en el medio entre mi viejo y mi abuela.  Por desgracia en los últimos años ellos no habían tenido una buena relación por lo menos en el plano emocional, lo cierto es que nunca fueron mucho del estereotipo de la mamá cariñosa que acaricia todo el tiempo a su bebé, eran bastante especiales los dos cuando de demostrar cariño se trataba y eran muy toscos (cada uno a su forma), gracias a Dios esa relación nunca se trasladó hasta mi, entre mi abuela y yo solo había complicidad y buena onda. En fin ¿que es lo que interpreto de las cartas? Soy la persona más parecida a mi papá que queda en este planeta, mi viejo se murió, esta mujer perdió a su hijo, no se pudo despedir y además quedaron muchisimas cosas en el tintero. Listo -pensé- entro yo de suplente de mi viejo y vemos si sirvo de canal para mejorar un poco la cosa. Si no funciona el experimento ¿Que mal nos puede traer hacernos compañía con la vieja? Bajo esa premisa me auto invité a comer a su casa. 
     Nuestra primera reunión fue alucinante. Yo no anduve con rodeos y le conté de todas las cosas que había leído que eran nuevas para mi, de como el contacto con la psicomagia me había dado la posibilidad de aclarar en vida cualquier resto que quedara de mi adolescencia con mi viejo, que ese día (unos meses antes del accidente) había llorado mas que en su velorio pero de alegría por desatar un nudo tan viejo y tan absurdo, le conté de como las cartas me habían llevado hasta ella (a riesgo de que me mande a cagar y con justa razón)  y que no sabia lo que tenía que hacer pero que entendía que tenía que estar cerca de ella y que... se paró de la mesa, se fue despacito hasta un mueble que tenía cerca y sacó de un cajón una cajita de cartón ya color ocre por el paso de los años. Era un mazo de cartas de tarot egipcio, el mas hermoso que vi en mi vida, en realidad el primero que veía pero en sus manos ese día era un tesoro invaluable, un símbolo mágico. Me regaló las cartas y nos pusimos a charlar sin barreras ni estribos, dejando salir todo lo que tenga que salir, con la naturalidad de dos amigos hablamos durante horas sin parar hasta que como buenos culinquietos hicimos un plan: Nos juntaríamos a comer todas las semanas, nos hacemos cargo y hablamos de mi papá, tu hijo, de nosotros, de tus hijas, de mis hermanos, de mis primos, aunque nos cueste, aunque duela, hasta que sepamos hacia donde carajo correr. Pensamos en escribir la historia de mi papá, pensamos entrevistar a sus amigos y registrar sus experiencias, pensamos en mil formas de ser guardianes de su memoria mientras compartíamos unos tremendos almuerzos con platos que eran uno mas rico que el otro.
   Mi contacto con textos de Jung me tenía un poco obsesionado con el mundo onírico, en ese momento yo llevaba un registro sistemático de mis sueños, le conté algunas cosas que estaba descubriendo a través de mis propios sueños y ella me contestó con algo que me dejó helado "¿Vos sabes que yo nunca me acuerdo de mis sueños? Ah, si, tengo uno recurrente que es un lugar muy grande y gris, muy desolado y estoy sola y hay unas paredes muy muy altas a lo lejos que me tienen atrapada ahi y nada mas, eso, es lo único que me acuerdo siempre" Yo estaba como loco ¿Pero como puede ser Abuela? No te puedo creer que me decís esto teniendo 92 años ¿Nunca lo hablaste con nadie? A la vieja la tenía sin cuidado el tema, era algo tan interiorizado como ir al baño, ese único sueño que a mi entender hablaba de una soledad tremenda o por lo menos era un lugar que no estaba bueno para nada. Ese día le inyecté mi obsesión con los sueños. Dos semanas después me habló de un nuevo sueño que recordaba, de un puente, de un lugar que se estaba cerrando como en todos sus sueños y que de pronto todo cambió con la aparición de un ser humanoide que no le inspiraba temor pero que no era humano, que la abrazó y se sintió mas contenida que nunca, estaba como enamorada "pero no era algo sexual, no?" -me acuerdo de la aclaración- yo le veía el brillo en los ojitos cuando me contaba esto, la paz que le había dado esa imagen, ese sueño donde no estaba sola por primera vez donde era contenida y lejos de estar en un lugar desolado estaba en casa, con alguien que la cuidaba y la llenaba de amor. Creo que fue en esa misma reunión que me dijo ¿Porque no haces una canción para tu papá? Y no se Abuela si es algo que pueda planear eso ¿Y porque no decís algo como que se fue por el espacio montado sobre un lomo de águila? a lo que le contesté: si vos tenes esa idea ¿porque no la escribís vos? Yo nunca escribí en verso, me dijo, y le salté al cuello: Abuela, esto no necesita estructura necesariamente ¿Hace cuantos miles de años que sos artista plástica y de pronto me decís que tu impedimento es una cuestión estructural? 
   La chicaneada funcionó: Una semana después tenia en mis manos la primera y única poesía que escribió mi abuela Elena Nenedt Albaca en vida. Vi dos o tres metaforas que me encantaron, me puse a trabajar sobre la poesía hasta que le encontré la forma de hacerla canción poniendo unos aportes personales. 
De pronto, con magia o sin magia de por medio, algo se había cerrado. Una complicidad nos unía de un modo particular a los dos y en algún lugar, en algo, nos habíamos hecho mas fuertes el uno al otro. Desde el accidente hasta que pudimos disponer de las cenizas de mi viejo paso un tiempo largo, decidimos enterrarlas junto con un árbol en su querido aeroclub, ese día, junto a mi primo y al lado de mi abuela, mi familia y los amigos de mi viejo, cantamos esta canción. Ese día, la Abuela y yo, estábamos mas preparados para despedir a mi papá, su hijo.




Esta es la canción grabada en casa un año después