Querido Yo:
Si
la onda es castigarme por todo lo que soy no creo que esta afrenta pueda llegar
a su fin en los próximos días ni en algún futuro cercano. Esto no es una
declaración de guerra ni mucho menos, creo que es un pedido coherente.
Muy a mi pesar te he visto
reaccionar con violencia ante mis acciones y partiendo de la base de que una
pelea se hace a partir de dos intereses contrapuestos como mínimo quiero
pedirte que tengas presente el hecho de que habitamos un mismo cuerpo en el
mismo tiempo y espacio por lo que intuyo/deduzco que esta dualidad no puede ser
beneficiosa para ninguna de las partes.
Tampoco quiero insinuar con esto
que sos un sádico que disfruta de la violencia porque sé de mi complicidad en
esto también. Por lo cual propongo: ¿Podríamos establecer algún tipo de tregua?
Yo
me ofrezco a no divagar tanto, a no olvidarme de recordarte que el presente es
hoy y que es realmente todo lo que hay. Puedo no ser insultante cuando te
pongas crudamente realista, ni cuando simplemente no tengas ganas de soñar
despierto. No se que es lo que puedo pedirte, solo estoy ofreciendo una simple
tregua, nada mas.
Ahora bien, si lo que estas buscando con esto
es dominar mi mundo, no esperes que yo me quede de brazos cruzados tampoco, yo
igual que vos estoy dispuesto a morir por una causa. Te pido que respetes eso y
lo tengas en cuenta para las ocasiones en que los rayos se disparan de tus
nubes la tormeta se lleva todo y me desterrás fuera de la realidad.
Afectuosamente.
Tu otro yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario