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Cirugía I

Como tratando de alcanzarte me envuelvo entre mis tejidos, y todavía quema. Sin entender muy bien estas ultimas gotas trato de no engañarme, pero algo mas profundo que la conciencia esta determinado a minar el camino hacia el lugar donde residen las verdades de todo esto. Y escarbo...
Soy el paciente, el medico y el quirófano. Aunque a veces esto parezca una autopsia.
No me canso de llenar mis manos de sangre, ni me faltan lugares para nuevas incisiones. He cambiado el bisturí por un cuchillo de carnicero y tengo planes de comprar un gancho para colgarme después partirme en dos.
Este es el precio de mis estudios de anatomía.
Dos o tres veces estuve cerca de tocarme el alma, pero siempre se escabulle, y (dos o tres veces) me di cuenta de que me estaba desangrando, pero todo sea por el bien de mi ciencia.
Es frío. La bata empapada lo hace mas intolerable y la anestesia que sube por mi cuerpo como hielo logra únicamente que este cuarto parezca mas inmaculado.
Estoy lleno de tubos que me mantienen artificialmente estático, pero vivo; siento los olores que emana mi cuerpo y los niego, yo no estoy podrido, yo no sentí dolor ¿Pero que es este frío?
Una vez marcado el cráneo, procedo a removerlo, mas sangre, ningún misterio, solo eso: Sangre, el color verde amarillento del cuerpo tendido en la camilla y el aire enrarecido por ese olor que no sé de donde viene...

El humo que sale por mi boca delata el frío de este ambiente.

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