De miserias dominicales que todo lo abarcan,
a golpearme las bondades por no ser
el obrero que construye mis cimientos
el abnegado mártir que todo bendice
el poder que pisa las cabezas de sal.
De culpas abyectas y muertes postergadas
de pechos compungidos y noches transformadas
de la envidia a lo que no tiene forma ni cuerpo
al vicio de lamer estas paredes.
La mirada en realidades paralelas
la mistica, la especulación, el espiritu humano.
el encadenamiento al sagrado pecunio
la lucha constante del miedo contra el amor.
Que mirada es la que manda?
Quien supiera mostrarme sus pies?
Que noche y que venganza traerán
los días calmos, el tiempo de bondad?
Esta panza inflamada de carnalidad
con las piernas flacas de andar
me llevan siempre al mismo sitio
a la misma desazón, a la misma parada.
Navegar sobre aguas negras,
descansar el ímpetu de acción,
en botes-camas de faquires
olvidar todo lo milagroso
y poner el foco
en ese apetito
insaciable
de final.
insaciable
de final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario